Introducción

Por sus cualidades destacadas de docilidad, rapi­dez, resistencia, capacidad de tracción y mejor adaptación al medio climático y de trabajo, el caba­llo es considerado el animal de tiro que presentamejor aptitud para el trabajo agrícola (Sasimowski, 1987; Aguila, 1987). Las desventajas residen prin­cipalmente en el costo inicial, los costos de manten­ción y los requerimientos en arneses de alto valor. De acuerdo a los antecedentes del V Censo Nacio­nal Agropecuario, en Chile existe un total de 294.400 equinos, de los cuales 160.733, es decir el 60%, realizan trabajos como animales de tiro (Hetz, 1988). A pesar del significativo aporte que entrega el caballo de tiro a la economía nacional no existen estudios destinados a evaluar en forma objetiva el rendimiento y adaptación de estos animales al tra­bajo.

Durante el ejercicio o trabajo se producen diver­sos cambios en la distribución y composición de los líquidos y electrolitos del plasma, que están dirigi­dos principalmente a favorecer la pérdida de calor producido por el aumento de la actividad metabóli­ca destinada a sostener la mayor demanda de ener­gía necesaria para realizar trabajo muscular. El vo­lumen de la pérdida de líquidos y electrolitos obser­vado durante el ejercicio está determinado por fac­tores tales como frecuencia e intensidad del ejerci­cio, además de las variaciones de la temperatura y humedad ambiental (Rose, 1986; Groenendyk y col., 1988). En el caballo, uno de los principales mecanismos de eliminación de calor durante el ejer­cicio lo constituye el sudor, a través del cual se producen importantes pérdidas de líquidos y elec­trólitos por el hecho de que presenta una marcada hipertonicidad respecto al plasma (Rose, 1986, 1987).

En caballos de carrera, se ha observado que los cambios electrolíticos más frecuentes son la dismi­nución de los niveles plasmáticos de cloro, potasio, calcio y magnesio (Carlson y Mansmann, 1974; Snow y col., 1982). Respecto al Na se ha reportado que sus niveles plasmáticos se mantienen (Carlson and Mansmann, 1974) o aumentan (Deldar y col., 1982), variaciones que se asocian a una mayor excresión renal de K como un intento del riñón para compensar la deshidratación reteniendo Na con el fin de expandir el volumen extracelular (Rose y col., 1980).

Estudios en humanos sometidos a estrés atlético indican que las pérdidas de líquidos y electrólitos influyen adversamente en el rendimiento de los atletas (Rose y col., 1970). Estas alteraciones del balance hidroelectrolítico muchas veces se acompa­ñan de vértigo, fatiga, espasmos musculares, rab­domiolisis, signos que también han sido descritos en caballos sometidos a ejercicio intenso (Deldar y col., 1982, Rose, 1986).

En el caballo, los electrolitos y las proteínas plasmáticas realizan importantes funciones destina­das a mantener la integridad del medio interno y las variaciones en sus niveles plasmáticos constituyen importantes indicadores del grado de hidratación y de fatiga muscular. Por el hecho que no existen antecedentes nacionales o extranjeros que permitan conocer el grado de adaptación fisiológica del caba­llo de tiro al esfuerzo de tracción, se consideró de importancia estudiar la modificación de las concen­traciones de electrólitos y proteínas plasmáticas de caballos mestizos de tiro sometidos a ejercicio de tracción de diferentes cargas.

 Trabajo financiado por: Proyecto FONDECYT 744-88 y Plan Nacional de Fomento Equino para la Agricultura.

Material y métodos

Para el estudio se utilizaron 5 equinos mestizos de tiro adultos, entre 6 a 13 años de edad y 678 ± 23 kg de peso corporal, clínicamente sanos de acuerdo a examen clínico, hematológico y electrocardiográ­fico.

La aptitud de tiro de los animales se determinó mediante la fórmula de Crevat y Baron (Leigh, 1985): Aptitud C2 /T. donde C: Perímetro torácico (cm) y T: Alzada (cm).

Si el valor resultante de la ecuación fue mayor a 2,1125 el animal fue clasificado en la categoría de fuerza.

Durante 1 mes los animales fueron mantenidos en pesebreras con acceso a un potrero de una hectá­rea durante el día, con el fin de estandarizar su actividad física y disminuir las diferencias atribui­bles a condiciones previas de entrenamiento o tra­bajos diferentes. Una vez terminado el período de adaptación, los animales fueron sometidos a prue­bas de tracción de diferentes cargas. Así, cada ani­mal realizó un trabajo con pesos conocidos y estan­darizados, comenzando las pruebas desde la carga más liviana, con un intervalo de 3 a 7 días de reposo entre cada ejercicio.

Como prueba de esfuerzo se utilizó la tracción de un carro especialmente adaptado para ello, el cual consistió en un coloso para tiro animal de dos ejes equipado con un dinamómetro hidráulico para me­dir fuerza de tracción, además de un odómetro para registrar la distancia recorrida (Hetz y col., 1990). Se utilizó un equipo de aperos sencillos con pechera que se conectaron a un sistema de enganche de balancín y se unieron al coloso a través del dinamó­metro. La carga consistió en un conjunto de 120 bloques de cemento de 17 kg de peso cada uno, los que fueron distribuidos homogéneamente sobre el carro. Se consideró como parte de la carga el peso del carro y de 3 personas sobre él. Se eligieron así tres tipos de cargas: liviana, media y pesada (Tabla 1). Los ejercicios se realizaron en una pista ripiada sin pendiente u otro accidente topográfico de consi­deración, sobre una distancia de 1500 metros. To­dos los ejercicios se realizaron entre las 9 y las 11 hrs AM, en condiciones de temperatura ambiental de 21,0 ± 0,3ºC y humedad relativa de 56,2 + 6,2%.

TABLA 1 PESO DE LA CARGA, FUERZA DE TRACCIÓN, TIEMPO DE RECORRIDO Y VELOCIDAD PROMEDIO DE LOS EJERCICIOS TIRO DE TRACCIÓN DE CARGA CON CABALLOS

Carga

Peso Total* (Kg)

Fuerza (1)      (2) (KN)

Tiempo Recorrido (min)

Velocidad Promedio (Km/h)

Liviana

946

1,19     0,48

11,7 ± 2,0

8,2 ± 2,0

Media

1979

2,27     1,08

13,6 ± 3,0

7,2 ± I,6

Pesada

2994

3,65     2,52

15,5 ± 3,0

6,9 ± 2,0

*Tara + carga. KN: Kilonewton. 1: Fuerza para iniciar el movimiento del carro. 2: Fuerza para mantener el carro en movimiento.

De cada animal, se extrajeron 9 ml de sangre venosa, antes y después de cada prueba. Para la recolección de estas muestras, se insertó una bránu­la en la vena yugular externa, la cual se conectó a una cánula de extensión de polivinilo y el espacio muerto fue ocupado con suero heparinizado (1000 Ul/ml). De cada muestra se obtuvo 1 ml de sangre con EDTA (1-2 mg/ml), para hacer un microhema­tocrito y determinar proteínas plasmáticas totales mediante refractometría (Schalm, 1970; Deldar y col., 1982). De los 8 ml restantes se extrajo el suero que fue sometido a centrifugación (1500 x G por 20 min), envasado y conservado a -20ºC hasta la deter­minación de los electrolitos: Sodio (Na), Potasio (K), Cloro (C1), Magnesio (Mg) y Calcio (Ca).

Las concentraciones de Na y K se determinaron en un fotómetro de flama (Instrumentation Labora­tory, Modelo 443). El Cl se determinó mediante método colorimétrico directo (Cloro color, Lab. Wiener). Magnesio y Ca se determinaron en un espectrofotómetro de absorción atómica (Perkin­Elmer, Modelo 2380).

De cada animal se obtuvieron 5 muestras de sangre en los siguientes tiempos:

Control (TO): En reposo, previo a la colocación de los arneses. Tiempo 1 (T1): Inmediatamente terminado el ejercicio. Tiempo 2 (T2): 30 minutos finalizado el ejer­cicio. Tiempo 3 (T3): 7 horas finalizado el ejercicio. Tiempo 4 (T4): 24 horas finalizado el ejercicio.

 Análisis Estadístico: Los resultados son expresa­dos como promedios ± error estándar y las diferen­cias entre las medias se compararon mediante análi­sis de varianza, asociado a la prueba de Newman­Keuls, con un nivel de probabilidad P < 0,05.

Resultados

Proteína Plasmática Total y Hematocrito. La figu­ra 1, muestra los valores de proteína plasmática total obtenidos previo y posterior a los ejercicios de tracción con cada una de las cargas. No se observa­ron variaciones significativas de estos valores en los ejercicios con carga baja o media. En cambio, en los ejercicios con carga pesada se produce un au­mento de la concentración de proteínas inmediata­mente terminado el ejercicio (T1), con un valor de 7,8 ± 0,2 g/dl que es significativo (P < 0,05) con respecto al valor de reposo (TO) (7,1 < 0,1 g/dl). Los niveles de proteínas se recuperan y alcanzanvalores similares a los del reposo a las 0,5 horas de finalizado el ejercicio (T2).

Figura 1. Variaciones de proteína plasmática total, en caballos mestizos de tiro, sometidos a esfuerzos de tracción de diferentes cargas. (* p < 0,05 vs T0. T0: reposo; T1: inmediatamente después de terminado el ejercicio; T2: 30 min. postejercicio; T3: 7 horas postejercicio; T4: 24 horas postejercicio)

El hematocrito (HCT) aumentó desde valores de reposo (TO) de 34,1 ± 1,4% a valores de 38,0 ± 2,6%; 40,2 ± 2,0 y 45,3 ± 2,4% en el T1 después de los ejercicios con cargas liviana, media o pesada. A los 30 min de terminado los ejercicios (T2) los valores de HCT disminuyen respecto de aquellos observados en T1 y los promedios son similares a los de reposo (TO).

Electrólitos Séricos: En las Tablas 2 y 3 se pre­sentan los valores de Na y K plasmáticos, durante las pruebas de esfuerzo con diferentes cargas. No se observaron cambios significativos (P > 0,05) entre los valores de estos electrólitos durante los diferen­tes tiempos con respecto a los valores de reposo. Tampoco se obtuvieron diferencias al comparar es­tos valores entre las diferentes cargas.

TABLA 2 VALORES DE Na SÉRICO (mmol/L), EN CABALLOS MESTIZOS DE TIRO SOMETIDOS A EJERCICIOS DE TRACCIÓN DE DIFERENTES CARGAS

Carga Tiempo (h)
T0 T1 T2 T3 T4
Liviana 131,0 ± 1,7 130,2 ± 2,3 129,0 ± 2,9 135,3 ± 3,2 134,0 ± 2,1
Media 130,0 ± 2,1 128,1 ± 2,2 132,4 ± 2,1 134,8 ± 2,5 134,3 ± I,3
Pesada 132,2 ± 1,2 133,4 ± 1,4 130,2 ± 2,1 136,4 ± I,6 134,4 ± 3,0

TABLA 3 VALORES DE K SÉRICO (mmol/L), EN CABALLOS MESTIZOS DE TIRO SOMETIDOS A EJERCICIOS DE TRACCIÓN DE CARGA

Carga Tiempo (h)
T0 T1 T2 T3 T4
Liviana 3,8 ± 0,1 3,7 ± 0,1 3,5 ± 0,1 3,8 ± 0,2 4,0 ± 0,2
Media 3,5 - 0,2 3,7 ± 0,1 3,7 ± 0,1 4,1 ± 0,3 4,1 ± 0,0
Pesada 3,6 ± 0,1 3,7 ± 0,1 3,3 ± 0,1 3,8 ± 0,2 3,6 ± 0,2

En los ejercicios con carga media, los valores de Cl disminuyen desde un valor de 97,8 ± 7;9 mEq/1 en reposo, a valores de 71,1 ± 4,7 mEq/ 1 a los 30 minutos de finalizado el ejercicio, los cuales se recuperan y alcanzan los valores de reposo a las 7 horas postejercicio. También, en los ejercicios con carga pesada los niveles de Cl disminuyen respecto a los valores de reposo alcanzando valores de 74,3 ± 4,7 y 79,9 ± 2,1 a las 0,5 (T2) y 7 (T3) horas postejercicio. A las 24 horas (T4) postejercicio es­tos valores son similares a los valores de reposo (Figura 2).

Figura 2. Variaciones de Cl - plasmático, en caballos mestizos de tiro, sometidos a esfuerzos de tracción de diferentes cargas. (* p ≤ 0,05 vs T0. ● p ≤ 0,05 vs Carga baja. ▀ p ≤ 0,05 vs Carga media. T0: reposo; T1: inmediatamente después de terminado el ejercicio; T2: 30 min. postejercicio; T3: 7 horas postejercicio; T4: 24 horas postejercicio)

Posterior a los ejercicios con los tres tipos de carga no se observaron variaciones significativas (P > 0,05) en los niveles de Mg en los tiempos T1 o T2. Sin embargo, a las 7 (T3) y 24 (T4) horas posterior a los ejercicios con carga pesada hay un aumento significativo (P < 0,05) del Mg sérico con respecto a los valores de TO (Figura 3). En cambio, no se determinaron diferencias significativas entre los valores de Ca sérico observados luego de termi­nados los ejercicios de tracción respecto de aquellos obtenidos en condiciones de reposo (Tabla 4).

Figura 3. Variaciones de Mg++ plasmático, en caballos mestizos de tiro, sometidos a esfuerzos de tracción de diferentes cargas. (* p ≤ 0,05 vs T0. T0: reposo; T1: inmediatamente después de terminado el ejercicio; T2: 30 min. postejercicio; T3: 7 horas postejercicio; T4: 24 horas postejercicio)

 

TABLA 4 VALORES DE Ca SÉRICO (mmol/L), EN CABALLOS MESTIZOS DE TIRO SOMETIDOS A EJERCICIOS DE TRACCIÓN DE CARGA

Carga Tiempo (h)
T0 T1 T2 T3 T4
Liviana

3,7 ± 0,1

3,4 ± 0,1

3,4 ± 0,2

3,8 ± 0,1

3,8 ± 0,3

Media

3,8 ± 0,2

3,7 ± 0,1

3,7 ± 0,2

4,0 ± 0,2

4,1 ± 0,2

Pesada

3,9 ± 0.2

3,7 ± 0,2

3,8 ± 0,2

3,9 ± 0,2

3,9 ± 0,1

Discusión

A pesar de la corta duración de los ejercicios, se observaron cambios significativos en los valores de proteínas plasmáticas, hematocrito y electrólitos. Estos cambios se relacionan principalmente con la intensa sudoración que presentaron los caballos al final de los ejercicios con carga media o pesada, la cual se vio favorecida por las condiciones de tempe­ratura y humedad ambiental que se presentaron durante el período experimental. Modificaciones similares a las observadas en el presente estudio, se han observado en humanos sometidos a ejercicio moderado en ambiente de temperatura elevada, las cuales han sido atribuidas a una mayor gradiente osmótica que se establece entre los compartimentos intra y extravascular que tiende a mantener la osmo­laridad del plasma dentro de sus límites normales (Harrison y col., 1975).

El hecho de que durante los ejercicios de tracción los caballos presentaran proporcionalmente mayo­res incrementos en los valores de HCT que los observados en los valores de proteína total, indican que la hemoconcentración observada es de caracter relativo, la que según Engelhardt (1977) se debería a una mayor liberación de eritrocitos desde el bazo producto de la estimulación adrenérgica desencade­nada por el ejercicio. Según Deldar y col. (1982), el HCT no es un indicador confiable que sirva como único índice para estimar el grado de hidratación que presenta un animal durante el ejercicio.

En el presente estudio de observó un aumento significativo de los valores de proteína total circu­lante sólo en los ejercicios con carga pesada. El aumento de la proteína total, refleja pérdida de agua desde el lecho vascular (Rose y col., 1970; Kohn y col., 1978). Esta salida de líquidos se ha asociado principalmente a una pérdida importante de agua a través de la sudoración (Deldar y col., 1982; Rose, 1986), y de la hiperventilación, que se producen durante el ejercicio (Dalton, 1972; Craig y col., 1985), factores que determinan una mayor concen­tración de proteínas plasmáticas en el lecho vascu­lar (Keenan, 1979). Por el hecho de que no se excretan por vía renal y por su escasa salida hacia el líquido interticial, la cual es rápidamente compen­sada por el flujo linfático que las reincorpora a la circulación, la concentración de proteínas en el plasma se mantiene constante en el lecho vascular. Estos antecedentes han llevado a diversos investi­gadores a utilizar a las proteínas plasmáticas, con conjunto con el hematocrito, como índices para estimar el grado de hidratación que presenta un animal durante el ejercicio (Schalm, 1970; Snow y col., 1982; Deldar y col., 1982).

Sin embargo, el aumento de la concentración de las proteínas plasmáticas observado fue de corta duración, ya que a los 30 minutos de terminado el ejercicio se recuperan los valores de reposo, a pesar de que los animales no tuvieron acceso al agua durante este período. Por lo tanto, el aumento tran­sitorio de las proteínas plasmáticas totales se podría atribuir a una salida de agua hacia el interticio para facilitar la actividad muscular (Nadel, 1980). La recuperación de los niveles de proteínas plasmáti­cas a valores de reposo se explican también por la redistribución de líquidos desde los diferentes com­partimentos del organismo, incluido el tracto gas­trointestinal, hacia la sangre. El ingreso de líquidos a ésta tiende a restablecer el aumento de la presión osmótica del plasma producida por el aumento de metabolitos circulantes derivados de la mayor acti­vidad muscular.

Los valores de Na sérico observados en el pre­sente trabajo, no mostraron diferencias significati­vas, respecto de los valores de reposo. Tampoco se obtuvieron variaciones significativas al comparar estos valores entre los diferentes ejercicios. Se ha reportado que durante ejercicios de resistencia y submáximos la concentración plasmática de sodio no sufre cambios significativos (Lucke y Hall, 1978, Rose y col. 1983a). Normalmente, los nive­les de Na en el plasma son mantenidos dentro de rangos muy estrechos y los cambios que puedan observarse reflejan un desbalance en el fluido extra­celular (Rose y col., 1980). En pruebas de resisten­cia prolongada (Carlson y Mansmann, 1974) o en condiciones de temperatura ambiente elevadas (Ro­se y col., 1983b) se ha observado una ligera dismi­nución del Na plasmático que se ha atribuido a la pérdida de este ión a través del sudor. Sin embargo, aunque tales pérdidas de Na son comunes, es poco frecuente encontrar valores plasmáticos muy aleja­dos del rango aceptado como normal (Rose, 1987) ya que éstas son rápidamente compensadas median­te el aumento de la excreción renal de K con el fin de retener Na y expandir el volumen extracelular (Carlson y Mansmann, 1974; Deldar y col., 1982).

Los valores de K observados posterior a los ejercicios de tracción de carga no mostraron dife­rencias respecto de los valores de reposo. Resulta­dos similares han sido demostrados por Craig y col. (1985), quienes no observaron cambios significati­vos en la concentración de K. Snow y col. (1982), señalan que el hecho de que durante el ejercicio el K plasmático no disminuya, a pesar de la importante pérdida de este ión a través del sudor, se debe a que su nivel en el plasma es mantenido a expensas del K intracelular. Posteriormente, este cambio se refleja por una disminución sostenida de K durante el post­ejercicio, como resultado del reingreso de K al espacio intracelular (Rose y col., 1977, 1983 a y b). A pesar de que en el presente estudio se observó una ligera disminución no significativa de la concentra­ción de K (p > 0,05) á los 30 min postejercicio de tracción con carga pesada, los resultados no permi­ten concluir que las pérdidas de K fueron lo sufi­cientemente intensas como para producir cambios significativos en sus concentraciones séricas.

Durante los ejercicios con carga media y pesada se observó un descenso significativo (P ≤0,05) en la concentración de Cl sérico. Se ha demostrado que después del ejercicio el Cl disminuye significativa­mente su concentración en el plasma, debido a que su concentración en el sudor es mayor que la de cualquier otro electrólito (Glade, 1989). Por lo tan­to, los cambios en sus niveles plasmáticos reflejan una pérdida efectiva a través del sudor (Carlson y Mansmann, 1974; Lucke y Hall, 1978; Deldar y col., 1982). Esto se compensa a su vez porque aumenta la retención de Cl en el riñón en valores cercanos al 60% respecto a los niveles de reposo (Snow y col., 1982).

A las 7 y 24 horas postejercicio con carga pesa­da se observó un incremento significativo en los niveles séricos de Mg, valores que a pesar de encon­trarse dentro de los rangos normales descritos para la especie equina, reflejarían un desplazamiento compensatorio de Mg hacia el medio extracelular. Otros estudios describen que en ejercicio de resis­tencia hay un ligero descenso en los niveles plasmá­ticos de este catión, atribuyéndolo a la pérdida de Mg por sudoración (Carlson y Mansmann. 1974; Lucke y Hall, 1978). Una disminución similar ha sido demostrada en el hombre durante el ejercicio prolongado la cual causaría náuseas y calambres musculares (Rose y col., 1970).

Los resultados no muestran variaciones signifi­cativas de los valores de Ca plasmático en las prue­bas de tracción con cualquiera de los 3 tipos de carga. A pesar de que se ha demostrado que existe pérdida de Ca a través del sudor, las variaciones en sus niveles plasmáticos durante el ejercicio general­mente fluctúan dentro de rangos muy estrechos (Rose y col., 1977; Lucke y Hall, 1978, Deldar y col., 1982). Estudios en caballos han demostrado que durante el ejercicio se produce un aumento en la retención renal de Ca y por lo tanto una disminución en la excresión (Schryver y col., 1978), factores que asociados a la baja concentración de este ión en el sudor (Glade, 1989), determinan que los valores séricos se mantengan dentro de sus rangos normales de reposo.

Los resultados permiten concluir que el ejercicio de tracción de carga pesada produce cambios signi­ficativos en la concentración de proteínas plasmáti­cas total y en los valores de Cl séricos, como conse­cuencia de pérdida de líquidos y electrólitos a través del sudor. Es probable que en condiciones de tra­bajo prolongado las pérdidas de líquidos y electróli­tos sean acumulativas, antecedentes que son nece­sarios estudiar en futuros trabajos con el fin de cuantificar tales pérdidas y establecer los probables efectos sobre el rendimiento de los caballos de tiro durante el trabajo, además de estudiar las formas de compensar estas pérdidas mediante el aporte de soluciones de electrólitos.

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen la valiosa colaboración y las facilidades otorgadas para la determinación de elec­trólitos, a la Dra. Ana Meza, Directora del Labora­torio Clínico del Hospital Herminda Martín, de Chillán. Al Sr. Leopoldo Benavente y a la Direc­ción General de Fomento Equino y Remonta, por facilitar los animales utilizados en el presente es­tudio.

Referencias

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Recibido el 31 de agosot de 1990, aprobado el 22 de enero de 1991.