Introducción

La cantidad y composición de la bilis está influenciada y controlada por mecanismos específicos, existiendo variaciones en la respuesta a éstos en las diversas especies animales e incluso dentro de la misma especie según el momento de la medición. Tales mecanismos de control operan sobre los procesos de síntesis, secreción y concentración que tienen lugar en el hígado, conductos biliares, vesícula biliar e intestino. La intensidad de estos procesos está regulada por la circulación enterohepática de sales biliares, factores nerviosos y hormonales interdependientes que a su vez pueden activarse o inhibirse en respuesta a determinados elementos como por ejemplo la ingestión de alimentos o la naturaleza de éstos (Raggi y col., 1986).

Hasta el momento se desconocen los factores hormonales involucrados en el control de la secreción biliar en caprinos. Trabajos realizados recientemente concluyen que en la respuesta biliar a la comida, en cabritos alimentados con leche de cabra, estarían involucrados de manera casi exclusiva factores hormonales, especialmente secretina y colecistoquinina siendo mínima la participación de factores nerviosos (Raggi y col., 1986).

La mayor parte de la secreción biliar y pancreática exocrina durante la digestión depende de la liberación endógena de secretina y colecistoquinina desde el intestino anterior. Sin embargo, el grado de secreción inducido por estos péptidos varía entre las diferentes especies animales (Harada y col., 1986).

Se ha observado un fuerte incremento de la secreción biliar en cabritos lactantes anestesiados sometidos a la administración exógena de diferentes dosis de secretina y colecistoquinina–pancreozimina, lo que demostraría la existencia de receptores específicos para ambas hormonas gastrointestinales de estos animales (Raggi y col., 1988).

La secretina es un péptido lineal formado por 27 aminoácidos producido y liberado por las células S del duodeno distal y yeyuno (Polak y col., 1973; Larsson y col., 1977). Su función principal es la estimulación de la secreción de agua y bicarbonato pancreático y la producción de bilis a nivel hepático (Chang y col., 1981).

El ácido clorhídrico (HCI) ha sido descrito como el más potente liberador de secretina (Tranberg y col., 1985; Konturek y col., 1986). La tasa de liberación de secretina durante la acidificación intestinal está en relación al largo del asa intestinal acidificada y el pH con que se lleva a cabo la estimulación (Meyer y col., 1970; Meyer y Grossman, 1972).

Los trabajos realizados por Grossman y Konturek (1974) y Chey y Konturek (1982) demuestran que el pH umbral requerido para inducir la liberación de secretina es alrededor a 4,5. Los antecedentes en relación a otros factores liberadores de secretina son contradictorios. Para Watanabe y col. (1986) sólo los productos de degradación de las grasas producen liberación de secretina endógena bajo condiciones experimentales como aceite de maíz en presencia de jugo pancreático o emulsión de ácido oleico.

La liberación endógena de secretina producto de la estimulación duodenal con HCl en perros conscientes no es afectada por atropina (Niebel y col., 1983) ni por acetilcolina en intestino aislado de cerdo (Holst y col., 1981). La secretina produce un aumento en el flujo biliar asociado con un incremento en la concentración de bicarbonato y cloro; y un descenso en la concentración de sales biliares (Esteller y col., 1977).

Raggi y col. (1988), en experiencias con cabritos lactantes anestesiados determinó que la respuesta biliar, frente a la administración exógena de secretina, se modifica con un aumento significativo de flujo, encontrándose la dosis umbral entre 0,08 y 0,16 U/kg. Con respecto al taurocolato se observa un descenso en la concentración, aunque la producción de esta sal biliar aumenta en relación directa con el flujo de bilis.

La vida media de secretina se ha establecido entre 2,5 y 3,0 minutos (Lehnert y col., 1974; Curtis y col., 1976), siendo el riñón el principal lugar de remoción de la secretina circulante, aun cuando el mecanismo de inactivación no ha sido determinado (Fahrenkrug y col., 1978; Walsh, 1981).

La hormona colecistoquinina (CCK) es un péptido intestinal que produce una contracción de la musculatura lisa de la vesícula biliar e induce una actividad secretagoga de enzimas pancreáticas (Mutt y Jorpes, 1968). La liberación de esta hormona se produce por las células I del duodeno, obteniéndose la mayor liberación a nivel de asa duodenoyeyunal (Konturek y col., 1986).

El principal estímulo para la liberación de colecistoquinina son los compuestos grasos que ingresan al intestino delgado, siendo los más potentes estimuladóres el ácido oleico y palmítico (Walsh, 1981). La tasa de liberación de la hormona está relacionada con la cantidad de ácidos grasos que contactan el intestino por unidad de tiempo, y con la longitud intestinal expuesta al agente estimulante (Konturek y col., 1986).

Las principales acciones biológicas de la colecistoquinina son la de ejercer una potente contracción de la vesícula biliar, relajando simultáneamente el esfínter de Oddi, facilitando la llegada de la bilis a duodeno (Lin, 1975; Jansson, 1978). La acción contráctil de esta hormona sobre la musculatura de la vesícula biliar no se ve afectada por atropina (Ruckebusch y Soldan¡, 1985), ya que su acción sería mediada por receptores específicos localizados en la musculatura lisa.

Para colecistoquinina se describe una acción colerética similar a la ejercida por secretina, ya que estimula la secreción de agua y bicarbonato, sin alterar la tasa de liberación de sales biliares (Jorpes, 1965).

Raggi y col. (1988) señalan que frente a la administración exógena de colecistoquinina se observa una fuerte correlación dosis respuesta, y la dosis umbral se encontraría entre 0,08 y 0,16 U/kg, produciendo la contracción de la vesícula biliar y la consecuente descarga de bilis al duodeno.

La vida media de colecistoquinina se estima en aproximadamente 5 a 7 minutos (Harvey y col., 1973).

El objetivo del presente trabajo es estudiar el efecto de la instilación intraduodenal de HCl y ácidos grasos sobre el flujo y composición de la bilis en el cabrito lactante anestesiado.

Trabajo financiado por Proyecto A 2419–88. DTI, Universidad de Chile.

Material y métodos

Se utilizó un total de veinte cabritos lactantes, de pesos comprendidos entre 4–5 kilos, con edades fluctuantes entre los 10 y 20 días aproximadamente. Los animales fueron distribuidos en dos grupos: el primer grupo de 10 animales sometido a la instilación intraduodenal de ácido clorhídrico (HCI) a diferentes volúmenes. El período de ayuno previo a las intervenciones quirúrgicas se estandarizó en 12 horas, si bien durante este tiempo los animales tuvieron libre acceso al agua.

Los animales fueron anestesiados por vía endovenosa a través de una cánula plástica introducida en la vena yugular, con tiopental sódico (MR) en dosis de 20 mg/kg de peso, administrado en forma lenta y progresiva, controlando signos vitales y reflejos comeal, ocular y deglutorio. Posteriormente se realizó una intubación endotraqueal utilizando un tubo RUSH de neumopatonamiento con el fin de facilitar la respiración; además, se infundió una solución de suero salino isotónico temperado (38°C) en la vena yugular, mediante un perfusor de goteo continuo con un flujo de 10 ml/kg/h. Con el fin de registrar posibles modificaciones de presión arterial durante ensayos se canuló la arteria femoral, conectando el catéter a un transductor de presión (Statham P 23AA).

Para la canulación del colédoco se utilizó la técnica de Raggi y col. (1985), modificada para un experimento agudo (Raggi y col., 1988).

El registro de presión arterial y de flujo biliar se realizó en un polígrafo (Physiograph, E. & M. Houston).

La instilación del ácido clorhídrico y de los ácidos grasos se realizó a través de un catéter de Silastic (MR) colocado en el duodeno, entre el píloro y desembocadura del conducto pancreatobiliar común.

Previo a la instilación de ácido clorhídrico y ácidos grasos se registró el flujo basal de bilis en un período de 30 minutos, posteriormente y como control se instiló en duodeno suero fisiológico isotónico a pH neutro y con un volumen similar al utilizado en el curso de los ensayos.

El primer grupo fue sometido a la instilación intraduodenal de ácido clorhídrico a distintos pH, siendo la escala utilizada 6,0; 5,0; 4,5; 4,0; 3,0; y 2,0, en 3 ml como volumen para cada dosis, con una presión osmótica de 304 ± 0,8 mOs siendo este valor isotónico para el cabrito lactante. Las mínimas variaciones en la osmolaridad al cambiar el pH de la solución a instilar hacen innecesario un ajuste de la osmolaridad.

El segundo grupo fue sometido a la instilación intraduodenal de ácidos grasos, utilizando como fuente el aceite de oliva, cuya composición se observa en el cuadro 1.

CUADRO 1 PROPORCIÓN DE ÁCIDOS GRASOS PRESENTES EN EL ACEITE DE OLIVA (Masson y Mella, 1985)volver

Ácido graso

% de ésteres metílicos

C 16:0 ácido palmítico

12,8

C 18:0 ácido esteárico

2,1

C 16:1 ácido palmitoleico

1,7

C 18:1 ácido oleico

68,7

C 18:2 ácido linoleico

13,9

C 18:3 ácido linolénico

0,8

Total

100,0

μl/kg/min

Como dosis de experimentación para este grupo se utilizó 1, 3 y 5 ml de aceite de oliva.

Entre instilaciones de diferentes pH y dosis de ácidos grasos se esperó alcanzar los flujos basales. Después de cada administración, se esperó que la bilis alcanzara un volumen equivalente a la capacidad del catéter biliar (calculado en 32 gotas), y posterior a este flujo se recolectó la muestra. La bilis secretada durante el curso de los experimentos y previa obtención de la muestra fue reingresada a duodeno con el fin de evitar el secuestro de sales biliares y la interrupción de la circulación enterohepática de estas sales.

Las muestras de bilis obtenida durante los ensayos fueron almacenadas a –20°C para su posterior análisis, midiéndose en estas muestras la concentración de taurocolato, sal biliar mayoritaria en la especie caprina, utilizándose la técnica de Irvin y col. (1944) y cloruro, utilizándose un clorhidrómetro (Buchler Instruments) que trabaja a base de un principio colorimétrico–amperométrico.

Se calculó el valor medio y desviación estándar de la media de las muestras pertenecientes a una misma dosis y ensayo. Se efectuaron pruebas de correlación para verificar asociación pH o dosisrespuesta; y análisis de varianza para determinar significancia entre los flujos o composición basales y los obtenidos bajo el efecto de los diferentes pH o dosis de ácidos grasos. Para determinar aquellos pH o dosis cuyos resultados eran significativamente diferentes a los basales, se utilizó la prueba de Student Newman Keuls, que detecta las mismas diferencias significativas entre promedios (Sokal y Rohlf, 1979).

Resultados

El flujo basal de bilis en el cabrito lactante anestesiado fue 15,4 ± 1,6 μl/kg/min (n = 20), no existiendo diferencias significativas (p > 0,05) de estos flujos entre los dos grupos experimentales. Tampoco se observaron diferencias significativas entre el flujo basal de bilis y el control (cuadros 2 y 3).

En relación a las sales biliares y cloruro las concentraciones basales fueron de 38,3 ± 5,8 mg/ ml (n = 20) y de 109 ± 4,4 mEq/1 (n = 20), respectivamente, no existiendo diferencias significativas (p > 0,05) entre los dos grupos experimentales y al igual que en las observaciones de flujo, no se observaron variaciones con la instilación intraduodenal de la solución control (cuadros 2 y 3).

CUADRO 2 FLUJO DE BILIS Y VARIACIONES EN LA CONCENTRACIÓN Y PRODUCCIÓN DE TAUROCOLATO Y CLORURO EN RESPUESTA A LA INSTILACIÓN INTRADUODENAL DE HCIA DIFERENTES pH volver

pH

Flujo

μ /kg/min

Taurocolato

Cloruro

Concentración mg/ml

Producción mg/min

Concentración mEq/1

Produccion mEq/min x 10-3

Basal

15,4 ± 1,6

38,3 ± 5,8

0,6 ± 0,2

109 ± 4,4

1,7 ± 0,2

Control

16,9 ± 1,4

35,7 ± 4,6

0,6 ± 0,1

114 ± 3,5

2,0 ± 0,2

6,0

20,2 ± 2,4

29,5 ± 4,4*

0,6 ± 0,2

119 ± 3,3

2,4 ± 0,3*

5,0

20,1 ± 2,4

23,8 ± 3,7**

0,5 ± 0,1

121 ± 4,4

2,4 ± 0,3*

4,5

21,5 ± 1,8*

21,3 ± 3,5**

0,5 ± 0,1

117 ± 2,9

2,5 ± 0,2*

4,0

23,6 ± 2,8*

22,0 ± 3,2**

0,6 ± 0,2

112 ± 4,4

2,6 ± 0,3*

3,0

21,3 ± 1,6*

20,5 ± 2,9**

0,4 ± 0,1

122 ± 2,9

2,6 ± 0,2*

2,0

22,0 ± 1,4*

20,6 ± 4,4**

0,5 ± 0,1

115 ± 5,7

2,5 ± 0,2*

Los valores representan la media ± desviación estándar de la media. Control = 3 ml de suero fisiológico isotónico. * = p < 0,05. ** = p < 0,01.

CUADRO 3 FLUJO DE BILIS Y VARIACIONES EN LA CONCENTRACIÓN Y PRODUCCIÓN DE TAUROCOLATO Y CLORURO EN RESPUESTA A LA INSTILACIÓN INTRADUODENAL DE ÁCIDOS GRASOSvolver

Volumen ácidos grasos

Flujo μ /kg/min

Taurocolato

Cloruro

Concentración mg/ml

Producción mg/min

Concentración mEq/1

Producción mEq/min x 10-3

Basal

15.4 ± 1,6

38,3 ± 5,8

0,6 ± 0,2

109 ± 4,4

1,7 ± 0.2

Control

16,9 ± 1,4

35,7 ± 4,6

0,6 ± 0,1

114 ± 3,5

2,0 ± 0.2

1

23,8 ± 2,0*

19,6 ± 2,9*

0,5 ± 0,1

121 ± 4,7

2,8 ± 0,2*

3

23,4 ± 2,9*

21,5 ± 4,0*

0,6 ± 0,2

118 ± 4,8

2.7 ± 0,2*

5

24,4 ± 3,6*

20,3 ± 4,7*

0,6 ± 0,3

115 ± 3,5

2,8 ± 0,3*

Los valores representan la media ± desviación estándar de la media. Control = 3 ml de suero fisiológico isotónico. * = p < 0,05. ** = p < 0,01.

La instilación intraduodenal de ácido clorhídrico (HCI) produce un aumento en el flujo de bilis en la medida que el pH del HCI disminuye. Este incremento en el flujo biliar no es significativo frente a las soluciones isotónicas a pH 6,0 y 5,0, siendo el aumento estadísticamente significativo (p < 0,05) con respecto a los valores basales a partir de la solución isotónica a pH 4,5, obteniéndose la mayor respuesta secretora biliar a pH 4,0, la respuesta en el flujo de bilis no continúa aumentando frente a pH más bajo (3,0 y 2,0), el efecto pH–respuesta tiene una correlación alta (r = 0,78), ajustándose a una curva de regresión lineal (figura l). Con respecto a la concentración del taurocolato, ésta disminuye luego de la instilación intraduodenal de HCI. Dicho efecto fue estadísticamente significativo (p < 0,05) con respecto al basa] a partir de pH 6,0, aumentando la significancia (p < 0,01) a partir de pH 5,0, manteniéndose relativamente constante a pH 4,5; 4,0; 3,0 y 2,0 (figura 2).

La concentración de cloruro muestra un incremento a medida que el pH instilado se hace más ácido, sin embargo este incremento presenta fluctuaciones y no muestra diferencias significativas respecto al basal y/o control frente a ninguno de los pH ensayados (figura 3).

La instilación intraduodenal de ácidos grasos, al igual que el HCI produce un incremento del flujo de bilis sobre los valores basales y control que muestran diferencias significativas (p < 0,05) para los tres volúmenes ensayados, no existiendo diferencias estadísticas entre dosis. La correlación dosis respuesta es menor que la observada frente a la instilación de HCI (r = 0,60) (figura 1).

Figura 1. Variación del flujo de bilis por instilación intraduodenal de HCl (o) y ácidos grasos (•)volver

Los valores marcados (!) difieren significativamente (p < 0,05) del valor basal.  r = correlación dosis - respuesta.

La concentración de taurocolato registró un comportamiento similar al observado en el grupo HCI, vale decir, un descenso significativo (p < 0,05) de la sal biliar, respecto al basa], para los tres volúmenes probados, no existiendo diferencias entre ellos (figura 2).

Figura 2. Variación en la concentración de taurocolato por instilación intraduodenal de HCl (o) y ácidos grasos (•)volver

 

Los valores marcados (!) difieren significativamente (p < 0,05) del valor basal.

La concentración de cloruro por el contrario muestra un incremento estadísticamente significativo (p < 0,05) sobre el valor banal y control, sin embargo no se observaron diferencias significativas entre los tres volúmenes ensayados (figura 3).

Figura 3. Variación en la concentración de cloruro por instilación intraduodenal de HCl (o) y ácidos grasos (•)volver

 

Los valores marcados (!) difieren significativamente (p < 0,05) del valor basal.

Finalmente debemos señalar que la producción de taurocolato (flujo x concentración) en ambos grupos experimentales se mantuvo constante con ligeras fluctuaciones, no mostrando diferencias significativas respecto al basal y al control. El cloruro en cambio muestra un importante incremento de su producción en ambos grupos, siendo este aumento estadísticamente significativo (p < 0,05) (cuadros 2 y 3).

En relación a presión arterial, ésta no mostró variaciones en el transcurso de los experimentos ni se modificó frente a la instilación intraduodenal de HCl y ácidos grasos.

Discusión

El flujo y concentraciones basales de taurocolato y cloruro muestran gran similitud con los valores basales obtenidos en cabritos lactantes con fístula biliar crónica (Raggi y col., 1986) y cabritos anestesiados con fístula coledocal (Raggi y col., 1988). La instilación intraduodenal de 3 ml de solución fisiológica isotónica no produce cambios significativos en el flujo biliar y concentración de taurocolato y cloruro, respecto a los valores basales.

Existe un claro incremento en el flujo de bilis y en la concentración y producción de cloruro frente a la instilación intraduodenal de HCl y ácidos grasos (figura 1, cuadro 1) este hecho, demuestra que existe un efecto de ambos elementos sobre la descarga de hormonas intestinales que provocarían la liberación de la bilis al duodeno, las hormonas liberadas podrían ser secretina y/o colecistoquinina ya que los resultados obtenidos en este ensayo son similares a los observados cuando se inoculan por vía endovenosa dichas hormonas (Raggi y col., 1988).

También podemos señalar que la mayor respuesta en términos de flujo biliar se observó al instilar una solución isotónica de HCl a pH 4,0, hecho que confirma lo descrito por Grossman y Konturek (1974), y Chey y Konturek (1982) que confirmarían que el pH umbral requerido para la liberación de secretina es alrededor de 4,5.

La disminución observada en la concentración de taurocolato (figura 2) se debería a la dilución de las sales biliares por el aumento del flujo, sin embargo la concentración de cloruro aumenta significativamente (figura 3). Estos resultados confirman lo descrito por Wheeler (1968), quien señala la existencia de una respuesta inversa entre la concentración de taurocolato y cloruro. La acción de secretina reduce fuertemente la absorción de agua y cloruro a nivel ductural hepático y vesicular aumentando su concentración en la bilis excretada (Jansson, 1978), mientras que el efecto de esta hormona sobre las sales biliares es opuesto, es decir, disminuye la concentración biliar de ellas (Jones y col., 1971; Esteller y col., 1977). Por lo anteriormente señalado nuestros resultados demostrarían un marcado efecto secretina–símil frente a la instilación intraduodenal de ácido clorhídrico, en el cabrito lactante, siendo el pH óptimo de estimulación cercano a 4,0, que coincide con el descrito como fisiológico para otras especies.

Frente a la instilación intraduodenal de aceite de oliva como fuente de ácidos grasos, observamos un fuerte incremento en el flujo de bilis (figura 1) a partir de la primera dosis ensayada; esto se debería a la gran cantidad de ácido oleico (68,7%) presente en el aceite de oliva, este ester metítico es uno de los más potentes estimuladores para la liberación de colecistoquinina (Konturek y col., 1986). Sin embargo, al observar la concentración de taurocolato (figura 2) se evidencia una disminución significativa de la sal biliar, efecto similar al obtenido frente a la instilación de HCI. Este hecho sumado al incremento en la concentración de cloruro (figura 3) estaría evidenciando un efecto colerético y no una contracción de la vesícula biliar, que sería lo esperado frente a una liberación de colecistoquinina.

Esto se debería, en primer lugar, a la escasa capacidad concentradora de la vesícula biliar en el caprino (Kolb, 1971) y en segundo lugar a un predominio de la acción colerética de colecistoquinina, similar a la ejercida por secretina, ya que estimularía la secreción de agua, bicarbonato y cloruro, sin alterar la tasa de liberación de sales biliares (Jones y col., 1971).

Finalmente podemos señalar que para ambos ensayos la producción de taurocolato es constante (cuadro 2 y cuadro 3) fluctuando entre 0,4 y 0,6 mg/min para todos los pH y volúmenes de ácidos grasos ensayados, lo que significa que la entrega de sales biliares a duodeno se mantiene aunque varía el flujo y la concentración. Esto asegura una adecuada entrega de estas sales a duodeno para la digestión de las grasas.

Estos resultados reflejarían la posible liberación de secretina y colecistoquinina en el cabrito lactante, evidenciando un mecanismo biliar similar al de un monogástrico.

Referencias

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Recibido el 27 de septiembre de 1989.